jueves, 19 de febrero de 2009

¿Por qué infantil?

La literatura infantil constituye un género tan amplio y complejo, que no es fácil llegar a una denominación válida. Se han ensayado otros términos, tales literatura “dual” o “ambivalente” —puesto que funciona para adultos y niños al mismo tiempo—, o bien, literatura “sustantiva”, por tratarse de una literatura bastante despojada de accesorios, poco descriptiva y más bien “sustancial”. Particularmente, me gusta la nominación de “literatura esencial”, ya que está conformada, en general, por textos muy depurados, similares a los poemas. Pero ninguno de estos términos se ha extendido (todos tienen sus bemoles), por lo que se ha impuesto universalmente el popular calificativo, menos apropiado, de “infantil”.

Pero nos encontramos entonces con un calificativo inspirado en la receptividad de los potenciales lectores (los niños) hacia determinados textos, lo que constituye una referencia extratextual y aleatoria, que no puede ser considerada como definitoria. Recordemos que las características que definen una determinada producción literaria las encontramos en la obra misma, en los referentes intratextuales, y no fuera de ella, en los referentes extratextuales.